Entrevista al profesor Paco Granja, mestre foguerer

Buenos días, Paco, ¿qué significa para ti ser mestre foguerer?

Es la profesión de mi familia. Para mí significa creatividad, algo diferente al instituto, complementario totalmente.

¿Desde cuándo te dedicas a construir estos monumentos?

Mi padre ya se dedicaba a esto. Los primeros recuerdos que tengo de mi vida son dentro de un taller.

¿Cuál fue la causa de que te introdujeses en este mundo? ¿Tradición familiar?

Claro. Si no, no habría entrado nunca. Es un trabajo sumamente complicado.

¿Te encargan diferentes hogueras en un mismo año?

Naturalmente. En un mismo año hemos llegado a hacer nueve para Alicante.

¿Dónde suelen plantarse tus hogueras?

Por toda la ciudad, no hay un sitio determinado. Pero no solo en Alicante, también en San Vicente del Raspeig, en Valencia, en Denia, en Elda. Por ejemplo, he estado diez años seguidos plantando en Chapí (delante del Teatro Principal) y ocho años seguidos en Pla del Bonrepós.

Como seguro que tienes varios, dinos algún premio importante que destacarías.

(Resopla) Destacaría todos los premios que me han dado en hogueras innovadoras. Porque hacer hogueras está muy bien, lo que no está bien es repetirse. De lo que más orgulloso estoy es que desde hace ocho años el Ayuntamiento ha establecido nuevos premios a las hogueras más innovadoras y en estos casos he conseguido muchos primeros premios. Es importante romper con la dinámica.

Y ahora estamos en otra batalla: romper la dinámica del corcho, porque no se pueden quemar toneladas de corcho cuando estamos luchando contra la contaminación de la atmósfera, y quemamos toneladas de corcho blanco en cada Fiesta. Y el corcho tiene muchas sustancias tóxicas, como el benceno.

Entonces propones volver a los materiales tradicionales…

Claro. A la Sostenibilidad de la fiesta, en mayúscula. No solo en los materiales, también en cuanto a la economía, la cultura… Es una pena ver que en las hogueras de San Juan ya no hay teatro en valenciano, no hay música en valenciano, no hay concursos de dolçaina y tabalet. No hay nada de eso.

Y había antes

Antes, al menos, teatro en valenciano sí que había. Eso se ha perdido. Recuerdo que de pequeño las comisiones hacían la presentación de la bellea en la calle. Era muy diferente. Antes las hogueras se subvencionaban con el dinero de los vecinos, con aportaciones regulares y venta de lotería. Ahora están los “esponsors”. La hoguera ha perdido esa conexión con la gente, la conexión popular. Entonces montaban un escenario en la calle y subía allí la bellea y la presentaban y aprovechaban ese mismo escenario para hacer una pequeña obra en valenciano, donde los que actuaban eran todos amateurs, de la comisión, gente del barrio. Ahora eso se ha perdido.

Además, ahora el 60% de las hogueras se hace en Valencia, y el 85-90% del presupuesto se va a Valencia. En Alicante solo se hacen 30 hogueras de las 90. Esa es la otra parte de la fiesta. Como las comisiones lo que quieren son premios y en Valencia están “los buenos”, se van a Valencia. ¿Qué se consigue con eso? Que se rompa el tejido artesanal de Alicante.

¿Y es posible revertir esta situación?

No. La única forma de revertirlo pasaría por la concienciación de las comisiones. Todas las hogueras de mayor precio se hacen en Valencia (especiales, de primera categoría, de segunda, de tercera, cuarta y la mitad de las de quinta categoría se hacen allí). Las de sexta categoría son todas para nosotros.

¿Crees entonces que puede desaparecer el oficio de mestre foguerer?

En Alicante vamos camino de eso. Al final solo quedará un taller, a lo sumo dos, que todavía hacen la hoguera del Ayuntamiento de Alicante, y habrá gente que intentará meterse en el oficio de hogueras, hará una hoguera de sexta categoría y verá que con ese dinero no cubre ningún tipo de gastos. Porque una hoguera no la puedes hacer en un local comercial, necesitas una nave en un polígono industrial, lo que te puede costar 700-800€ por 300 metros cuadrados. Y empiezas a sumar meses de alquiler, gastos, materiales, mano de obra… y ves que no ganas nada; has hecho una hoguera, te has vuelto loco trabajando y no ganas nada en el mejor de los casos, porque a veces lo que pasa es que te endeudas.

El problema es que hay más oferta que demanda. Actualmente en Alicante somos 40 talleres (para 30 monumentos). En Valencia son 500. Además, en Alicante hay un ciclo superior de FP de foguerer, del que termina cada año una promoción de 8, 10, 12, 14 alumnos. ¿Cómo podemos conseguir que esta profesión tenga futuro? Diversificando el trabajo, haciendo carrozas para fiestas de moros y cristianos, nanos i gegants, o plantás en Alicante, San Vicente, Denia, Elda, Valencia…

¿Crees entonces que hay cantera en este mundo? ¿Hay gente joven interesada?

Cantera hay. Lo que no hay es trabajo para todos y por eso nunca sabremos si esos manitas podrían terminar siendo, a la larga, artistas. No lo vamos a saber nunca, porque eso pasa por “hacer”, por trabajar, por hacer cosas bien, por hacer cosas mal, y eso no se aprende en ningún sitio, eso se aprende trabajando.

¿Qué características deben tener los futuros constructores de hogueras?

En el ciclo hay una enseñanza reglada, pero si tú no has estado en un taller durante muchos años, aunque tengas esa titulación, nunca vas a levantar el vuelo. Porque es un trabajo muy complicado, no es solamente pintar, modelar, hacer carpintería… Tienes que plantar una construcción en medio de la calle, de diez metros de altura, que no está cogida al suelo, que no se debe caer aunque haga viento, y eso no se aprende en la enseñanza reglada, tienes que estar desde pequeño, horas y horas, en el taller viendo cómo tu maestro planta, cómo lo hace, cuál es su truco… Eso en los años 50 era maravilloso, te metías en el taller e ibas viendo y aprendiendo, sacando conclusiones, y en cuanto podías te “medio independizabas” de tu jefe y plantabas una hoguera o una falla mientras seguías trabajando para él y al final podías montar el taller por tu cuenta. Es un trabajo complicadísimo que no está reconocido. La gente no se imagina las horas que tiene una figura.

Pues yo te lo iba a preguntar, ¿puedes calcular cuántas horas le dedicas a cada monumento, desde el momento en que concibes la idea hasta que se hace la plantà?

Sí, por supuesto. Yo he calculado las horas que tiene (porque las he apuntado) una hoguera de sexta categoría y salen 500 horas. 500 horas son muchas horas. Y no es rentable, porque con el presupuesto que tienes no puedes contratar a nadie para que te ayude. Hay otra alternativa, que es que te ayude tu familia, como yo hago con mis hermanos, porque ellos, como yo, desde pequeños también estaban en el taller con mi padre. Incluso mi madre echa una mano, con 90 años que tiene. Ella también trabajaba con mi padre en el taller.

¿Cuánta gente trabaja contigo para sacar adelante el encargo?

Ahora nadie. Cuando vivía mi padre sí trabajaba gente, pero ahora nadie.

¿Ha cambiado mucho la forma de construir las hogueras en los últimos años? ¿También han irrumpido las nuevas tecnologías en los talleres de Mestres foguerers?

Claro. Y seguirá cambiando. La novedad es la irrupción masiva del corcho, que entró a finales de los 80. Yo fui uno de los primeros que introdujo el corcho en Alicante, de lo cual me arrepiento. La novedad es que ahora hay máquinas que lo hace casi todo: tienes un modelo en 3D, se escanea, entra en el ordenador y la máquina corta las planchas de corcho, las “filetea” y las tornea, les da la inclinación adecuada y salen todas las planchas preparadas “solo” para pegarlas una encima de la otra sobre el armazón, raspar un poquito y, directamente, le das el blanco del abasto para lijarlas y ya está. Se ha convertido en una rutina que no tiene nada que ver con el arte.

Tienes que hacer la maqueta…

La hace otro. Hace muchos años, cuando yo estaba en la Ciudad Fallera de Valencia, había talleres que no tenían artista. Simplemente porque el padre había sido artista pero el hijo no, el hijo heredaba el taller y buscaba a alguien que modelase, a alguien que pintase… y así salía. Al final, lo que hace es administrar el dinero que le dan, pero eso no es ser artista. Ahora es diferente: llevas allí la maqueta y te hacen la hoguera…, de corcho.

Hemos acabado con la creatividad. Si tienes que hacer una hoguera con materiales tradicionales, tienes que utilizar madera, cartón y lo que “pilles” por ahí y tienes que hacer una hoguera y entonces dices “¿cómo hago yo la hoguera con esto?”. Pues ahí está, “piénsalo”. ¿Es difícil? Sí. Inténtalo. Estamos matando la creatividad, que es lo más importante, ahora sale todo igual, repetido. Las comisiones se tienen que implicar más, porque si quieres una figura original tendrás que hacerlo de forma que el artista también gane dinero.

Y luego el tema de los premios también está matado las fallas y las hogueras. Todos van a por el banderín y si no hay banderín y premio ya no les interesas.

Cuéntanos algo que no te guste de las hogueras, si es que lo hay…

Hay cosas que no me gustan y cosas que me gustan. Las comisiones han hundido el tema de la cultura popular y desde los ayuntamientos tampoco se ha hecho nada. Ni el Ayuntamiento ni la comisión gestora de las hogueras de San Juan. También se han cargado la creatividad de este mundo.

Y algo por lo que estés convencido que vale la pena seguir.

Yo confío en que, a medio plazo, cunda el sentido común y el panorama actual cambie. Pero se tienen que solucionar varios temas. Uno de ellos es la de la utilización del corcho, pero para ello la Comisión Europea tendría que intervenir. No en vano las fallas se declararon patrimonio inmaterial de la humanidad, a pesar de que la utilización de este material va en contra de la sostenibilidad medioambiental que se le supone a esta Declaración.

Otro problema es el de la enorme inversión que se ha hecho en maquinaria. Prácticamente cada taller tiene su propia máquina, que puede costar entre 50.000 y 60.000 €. Son máquinas que cortan y son fresadoras. Puedes hacer una figura en una mañana, mientras que si la tuvieses que hacer de madera y cartón te costaría un mes. Hemos llegado al gigantismo, no a la innovación. Con esta inversión en máquinas se hace necesario buscar la opción de otro material que sustituya al corcho y que se pueda cortar en estas mismas máquinas. Por ejemplo, la Universidad de Valencia lleva mucho tiempo haciendo pruebas con la paja del arroz.

La pregunta del millón: ¿te sientes más profesor de instituto que maestro foguerer, más maestro foguerer que profesor de instituto o ambas cosas para ti son igual de importantes?

Yo soy una persona que lo que me pongo a hacer lo hago y le dedico todo el esfuerzo posible. Yo empecé siendo artista de hogueras, mestre foguerer, y luego entré en el mundo de la docencia. Si me tengo que presentar, depende de los círculos, lo hago como mestre foguerer o como profesor.

¿Ves viable proponer en el instituto algún trabajo por proyectos relacionado con la construcción de estos monumentos? Es decir, relacionar diferentes áreas como Plástica, Matemáticas, Tecnología, Historia…

No lo veo viable porque está todo demasiado encorsetado: clases de 55 minutos en las que no da tiempo a ensuciarse las manos y limpiárselas, currículums demasiado extensos… Es difícil, sobre todo por los horarios. Estaría muy bien, sería muy interesante, pero lo veo complicado a la hora de llevarlo a la práctica.

¡Muchas gracias, Paco. Y mucha suerte en las próximas hogueras!

 

Octubre 2018

 

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