Anillos para una dama, Antonio Gala

Anillos para una dama es una obra de teatro del escritor español Antonio Gala, estrenada en 1973, por la que obtuvo el Premio del Espectador y la Crítica, entre otros. Narra la historia de Jimena Díaz dos años después de la muerte del Cid, su esposo, y gracias a ella podemos conocer su historia desde una perspectiva distinta a la que hasta ahora teníamos.

Situada en Valencia, ciudad que Rodrigo Díaz de Vivar había conquistado, Jimena se enfrenta, por una parte, al problema del intento continuo de los moros de obtener el Reino de Valencia, en el cual ella no puede interferir ni tiene opciones para hacer una cosa u otra.

Por otra parte, el problema principal de su vida en el que se centra esta obra es el amor. Cuando era joven fue prometida y casada con Rodrigo Díaz de Vivar, que la “abandonó” al poco tiempo al ser desterrado de Castilla, por lo que Jimena fue obligada a pasar gran parte de su vida y, sobre todo, de su juventud, en el monasterio de San Pedro de Cardeña. Para ella, estar casada con El Cid fue como no haber estado casada, puesto que él pasaba su vida inmerso en guerras y buscando formas de conquistar de nuevo el favor del Rey. Jimena explica durante esta obra su amor por Minaya y la necesidad que tiene de pasar el resto de su vida junto a él, con una persona que la quiera y a la que ella quiera, sin ningún tipo de acuerdo de por medio. Poder ser por fin ella misma y no solo “la esposa del Cid”.

El Rey, al enterarse de los sentimientos y la voluntad de Jimena, le ofrece la opción de ser amante de Minaya o, si prefiere, casarse con él en secreto o casarse públicamente pero con un matrimonio político y por conveniencia, bajo ningún concepto por amor. Finalmente, cuando el Rey se dispone a abandonar Valencia y dársela a los moros, Jimena  entiende el hecho como una metáfora de que el sueño del Cid y de la Historia, Valencia, será abandonado, como su propio sueño. Por otro lado, es una forma de borrar la existencia del Cid, la prueba de que su historia fue real. Jimena asume entonces que nunca podrá estar con Minaya y que estará condenada para siempre a ser recordada como la mujer del Cid y nada más, que su única condición será ser el despojo de un héroe, para que este pueda seguir siéndolo, y la prueba de que la historia del Cid fue real, conservando su cadáver y su anillo. Por tanto, la mujer decide, prácticamente obligada, acompañar al cadáver de su esposo al monasterio de Cardeña y pasar allí el resto de sus días, para evitar que el sufrimiento y el sacrificio a lo largo de su vida hayan sido en vano.

Mi opinión sobre las decisiones de Jimena está dividida, ya que por una parte considero que debería haber hecho lo que ella quisiera, sin importar la opinión de los demás, pero por otra considero que fue muy valiente al renunciar a sus deseos por mantener limpia la memoria del Cid, teniendo en cuenta la época en la que vivió y que no debió de ser nada fácil reconocer sus sentimientos por un hombre que había sido tan amigo de su esposo, ya que muchas veces es más valiente renunciar a algo o alguien y creo que hay que ser muy fuerte para hacerlo. Respecto a la obra, me ha parecido interesante el hecho de contar una historia tan conocida como la del Cid desde un punto de vista distinto y de un personaje sin aparente gran importancia en la historia original. Además me ha gustado que su formato sea una obra de teatro, ya que creo que los personajes se expresan con mucha más naturalidad y agiliza la lectura, junto a los toques cómicos en ciertos momentos y a cargo de ciertos personajes.

 

Paula Rodríguez Dono, 1º Bachillerato C

 

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