A continuación os dejamos una selección de romances artísticos de temática variada, que demuestran la vigencia de esta forma estrófica todavía en la actualidad. Hemos de llamar la atención de los lectores sobre la calidad de los mismos, obra de «es-forzados» e imaginativos juglares modernos.
ROMANCE DEL PIRATA
Un gran pirata surcaba
los mares embravecidos,
pues él muy bien conocía
el camino a su destino.
Buscaba su isla natal
donde había un pueblecito,
allí le espera su amada
a que llegue sano y vivo.
Tesoros le llevaba él,
vestidos, joyas y vino
robados a un rey cualquiera
sin sentirse arrepentido.
La suerte se le agotaba
pues había cometido
el error de confiarse
y de cumplir cien delitos.
Asomábase en cubierta,
una pequeña ola vino,
la blanca espuma ligera
lo dejó muy sorprendido.
Parecía una joven,
su amada vestida en lino,
intentó verla de cerca
y tuvo un mal destino.
En el fondo de este gran mar
no hay nada ni nadie vivo.
Raquel Ortega Pérez
LA CONTAMINACIÓN
Toda contaminación
es un tema que preocupa
aunque no le den soporte,
ya que muchos se acostumbran
a mirar para otro lado
sin pensar en esas causas
que se pueden evitar
con soluciones astutas.
María Navarro Rubio
TENSIÓN NORCOREA-ESTADOS UNIDOS
Había un dictador
con sus muchos misiles
y fanáticos por doquier,
a su ejército dio rifles
para América atacar.
No será muy apacible,
Trump deberá responder
para que no se la líen,
sacando los portaaviones
espera poder cubrirse
y con bombas de hidrógeno
Al pobre no le atosiguen.
Javier Hervás Aniorte
MIENTRAS UNA CHICA BAILA
Mientras una chica baila
diez pares de ojos la miran,
Muchas temen decir nada
otras cuantas les admiran.
Mucho baboso anda suelto,
las siguen mientras caminan,
se creen con algún derecho
porque ellas copas bebían.
Mientras una chica baila
algunos tíos se reían.
Parecen aves de presa,
con la mirada, la incitan.
La chica pasa bastante,
entre ellos se relamían,
«La miráis como un objeto»
dos chicos del grupo decían.
«Esta noche es mía fijo,
en el corro, aplaudían.
«¿Y si ella no quiere nada?
Con los ojos lo fulminan.
«No me puede rechazar
si mis brazos se le arriman»
«¡Estás loco! ¡Tú deliras!
Antes de amarte, temían»
Con estos pensamientos
muchos con rencor decían:
las chicas no son víctimas,
ellas la violencia hacían.
Sin embargo, ¿y las muertes?
¿Es que acaso culpa tenían?
Si muchos otros cambiaran,
ellas sobrevivirían.
Aroa Carbonell Martín-Gil
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